* La IA ha evolucionado considerablemente en menos de 10 años, generando oportunidades y desafíos
* “No hay que tenerle miedo, solo debemos conocerla, saber qué es, es una herramienta más y tenemos que usarla como es”, declaró la investigadora Yamile Rangel Martínez
Pachuca de Soto, Hidalgo. – Dado que la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta poderosa con diversas aplicaciones, su regulación se vuelve una necesidad urgente, y para ello es necesario realizar más investigaciones que generen el conocimiento necesario para sustentar la creación de normas claras, indicó Yamile Rangel Martínez, profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
La docente Garza, adscrita al Área Académica de Sociología y Demografía del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), explicó que la IA ha evolucionado considerablemente en menos de 10 años, generando oportunidades y desafíos que impactan no solo en el ámbito académico, también en el campo laboral, en la vida cotidiana y en las relaciones interpersonales.
Si bien el uso de la IA ha generado temor en diversas regiones del mundo debido a los usos dañinos que se le ha dado, Rangel Martínez explicó que, como cualquier innovación, la IA tendrá errores y se generarán problemas éticos, los cuales no son exclusivos de las tecnologías autónomas. Ya que una situación similar ocurrió con la llegada de Internet, que tras ser ampliamente estudiado se generó el conocimiento suficiente para crear normas específicas para su regulación.
“No hay que tenerle miedo, solo debemos conocerla, saber qué es, es una herramienta más y tenemos que usarla como es, como un instrumento que va a optimizar la vida del ser humano, más no la va a resolver. Lo fundamental es investigarla para tener datos que nos guíen para un correcto desarrollo e implementación. Al mismo tiempo, es necesario promover una educación crítica sobre su aplicación”, dijo la investigadora Garza.
Agregó que la presencia de este tipo de tecnologías está impulsando muchos cambios que inciden tanto en la eficiencia de la investigación, el análisis de grandes volúmenes de datos y el quehacer diario, como en la evolución de los trabajos tradicionales, tal como sucedió en otras épocas con el desarrollo y uso de nuevas tecnologías. Ante este contexto, el sector educativo debe formar a las nuevas generaciones con un pensamiento crítico y, sobre todo, ético.
Por todo esto es que considera necesario que se generen más investigaciones, mismas con las que se podrán plantear protocolos o normas a nivel legislativo, educativo, empresarial y social que permitan regular un uso ético y seguro. En este sentido, comentó que hay pocos marcos legales a nivel mundial sobre su uso, pues actualmente solo en la Unión Europea se creó un marco regulatorio que se dio a conocer este año para aplicarse en los meses subsecuentes.